Tenemos mucho acumulado y tenemos que ser capaces de hablar de estos temas también desde la emocionalidad porque la corresponsabilidad es una cuestión de cómo organizamos la vida, en todos los aspectos, en los hogares y en nuestro trabajo”, reflexionaba.
En primer lugar, Juan Antonio Velázquez de la Agencia andaluza de instituciones culturales, ofrecía datos exhaustivos para hacer un diagnóstico en materia de Igualdad en el sector audiovisual donde aparentemente hay paridad pero cuando buceamos en los aspectos específicos se ven tendencias que hay que atajar. Por ejemplo, a medida que avanza la edad de las mujeres, tenemos menos presencia en el audiovisual.
Sobre el tipo de trabajo, se veía que en el trabajo por cuenta ajena, hay menor presencia femenina en puestos de responsabilidad y más presencia en trabajos administrativos. Y en el trabajo por cuenta propia, hay más hombres que mujeres. En educación cultural hay más presencia femenina, y en audiovisual y artes visuales y escénicas hay una brecha importante con muchísima más presencia masculina. La mayor brecha son los datos de autoría y creación, que aunque ha mejorado a favor de las mujeres en 10 puntos desde 2022, aún está lejísimos de la paridad.
Juan Antonio Velázquez insistía en que invertir en diagnosticar estas realidades son imprescindible para enfocar las acciones y corregir la brecha en el sector. Algo que se han tomado muy en serio en la Radiotelevisión andaluza. Belén Torres, Delegada de Igualdad de Género de RTVA, destacaba que gracias a los primeros informes que han realizado para observar las peculiaridades de su plantilla con 1.400 personas trabajadoras, se daban cuenta de que son una empresa muy masculinizada y muy polarizada. Los trabajos más técnicos y de más responsabilidad de la empresa tienen una alta ocupación masculina mientras que los trabajos de documentación, redacción y secretaría y administración los realizan en su mayoría mujeres.
Gracias a estudiar las tendencias de su plantilla han podido detectar que cuando las jornadas de formación se realizan en horario laboral, las mujeres pueden asistir o que los protocolos de prevención y salud, están diseñados según las enfermedades profesionales más comunes en hombres dejando fuera la casuística de las mujeres. Ahora mismo se encuentran trabajando en un Plan de igualdad con 29 medidas que aborda dos perspectivas: las relaciones y dinámicas internas entre personas trabajadoras y la creación y exhibición de contenidos en materia de igualdad y cine realizado por mujeres.
Por su parte, Belén Pérez Porras, Secretaria de ANCINE y abogada de Derecho Audiovisual lanzaba esta reflexión inicial: “No podemos permitir que personas que no han vivido ciertas circunstancias legislen sin saber y sin haber experimentado una situación de necesidad de conciliar”.
Explicó con sumo detalle los incentivos y, en concreto, la bonificación en las cuotas del IRPF por contratación de personas y ayuda en el hogar, y concluía que “las leyes son importantes, pero la implementación normativa es vital para que las leyes empiecen a calar en la sociedad” y hablaba de la importancia de las redes de apoyo y el tejido asociativo.
Seguidamente, escuchábamos precisamente a Agus Jiménez, Presidenta de AAMMA y productora que nos contaba todas las acciones que llevan a cabo desde la asociación para que se escuche la voz de las profesionales del cine y el
audiovisual a la hora de diseñar normativas y medidas correctoras o impulsar la regulación de horarios pero también a la hora de impulsar proyectos dirigidos, creados y producidos por mujeres y con temas que representan historias de mujeres.
En AMMA, llevan 10 años trabajando por la igualdad en el sector, son unas 230 asociadas, y están impulsando un informe para realizar una buena radiografía de qué situación específica hay en el audiovisual y en las mujeres y profundizar en los porqués.
Y después de profundizar en los porqués, llegaba el momento de escuchar las experiencias promovidas por Gabriela Garcés, directora y fundadora de COOFILM y Globo Rojo; ambas iniciativas son un ejemplo de la importancia de poner nuestra creatividad al servicio de construir redes de apoyo.
Ella dice que “COOFILM va de sumar personas y va de empatizar con las necesidades de las mujeres profesionales del sector audiovisual” y reconoce que la clave de su éxito fue apoyarse en CIMA y en distintas personas que también impulsaron la posibilidad de financiar este programa, con empresas públicas y privadas alineadas con sus objetivos.
Para terminar, Paloma Lirola, monologuista, puso la risa y la oportunidad de hacer una reflexión más divertida pero no menos profunda sobre cómo organizarnos la vida de forma corresponsable.
Porque no solo fue importante lo que se dijo desde las mesas de debate, las personas asistentes a las jornadas también pudieron participar con sus ideas y reflexiones en 3 paneles en los que se formulaban una pregunta en cada uno: ¿Qué necesidades tengo para organizar mi vida de forma corresponsable? Redes de apoyo. Horarios flexibles. Estabilidad laboral y local. Acceso digno a la vivienda y tener asegurada la supervivencia. Respetar los ciclos vitales, especialmente, el de las mujeres. Poder elegir si quiero asistir con mis hijos e hijas a un rodaje o no. Eran algunas de las aportaciones. En la pregunta de ¿Cómo puedo actuar para facilitar la corresponsabilidad en mi entorno? Las reflexiones giraban en torno a humanizar la vida y poner la vida en el centro, apoyarse entre compañeras, asociarse y dar ejemplo con nuestras acciones individuales, y tener en cuenta que el cine es una herramienta educativa desde la cual podemos generar estereotipos positivos y plantear la corresponsabilidad desde el guión. Y el último interrogante de ¿Qué recursos o servicios necesitamos para fomentar la corresponsabilidad en la industria audiovisual? se leían ideas como más ludotecas, leyes de mecenazgo y que las historias que contamos las mujeres, también sean las historias de los hombres… porque los cuidados son una necesidad humana universal.
En definitiva, las jornadas sirvieron para compartir y pensar en colectivo y llegar a conclusiones más profundas acerca de la conciliación, si la estamos buscando para trabajar más o si tenemos que replantearnos la sostenibilidad de nuestro ritmo de vida.